15 abril 2016

SONETO AL NIÑO CAMPESINO


Nació del sol su vida de olivares
escarchados, de cerros desgastados,
de veredas, de polvo, de ganados,
pesebres y domingos sin altares.

Se amamantó en el viento de azahares,
de encinas y alcornoques descorchados;
espigó entre trigales cosechados;
creció ausente del mundo y de sus mares.

Pronto sembró con el sudor su escuela:
del trabajo forjó su libro, su arte,
se hizo fuerte al dolor, a su cuchillo.

Y atravesó su carne avara espuela
de sangre y humildad, de parte a parte.
Precoz: se hizo mayor sin ser chiquillo.

1º Premio 
I Certamen de Poesía Pintor Amalio 
"Cantor del Pueblo Andaluz"
(2016)

08 abril 2016

CAMINO A LAS CENIZAS

 


1

¡Vuela implacable y hazme viejo por fuera;
ve precoz al oxidar mi esqueleto;
mas debes permitirme, tiempo inquieto,
que mi mente esté joven cuando muera!

¡Cubre de cenizas mi cabellera;
arrúgame la dermis de respeto;
convierte mi mascar en un aprieto
mas deja siempre clara mi sesera!

¡Hazme torpe y tronchado por dolores;
que no oiga, ni adivine los olores;
acorta cuanto quieras mi mirada,

muda mis pies en cauchos rodadores;
mas se olviden tus filos roedores
de arrojar mi cordura a la estacada.


2

Tu arpón definitivo por dos veces
hundiste sin piedad en mi contento,
quebrando mis raíces de momento.
¡Maldita tu misión cuando apareces!

Desgarros insalvables me aconteces
cuando surca, implacable, tu lamento,
trocando el corazón y su cimiento
por las tristes cenizas que me ofreces.

Frontera cierta, linde de la nada,
oscuro y frío lance del tormento,
resuelves ser y vida a tu albedrío,

esencia y carne ordenas separadas.
El tiempo me aproxima a tu talento,
me acechas impasible entre los míos.


3

En la cruz de la vida estoy anclado,
donde nacen senderos divididos,
donde nunca dudaron decididos
que al pasar me apartaron hacia un lado.

Divagué entre las nubes del pasado
errante, por caminos fementidos,
que dejaron cruel rastro en mis sentidos
y mi aliento indeciso y apocado.

En el pecho, el reloj con sus latidos
me invitó al coqueteo con la senda
que ocultaba al horizonte mi destino.

En la mente, los años aprendidos,
me instaron a elegir en la contienda
pero ya sin lugar a desatinos.


4

No es la fe de preceptos prisionera,
ni esclava de domingos la razón.
No hay más dios que el mismo corazón,
ni más credo que amar, aunque doliera.

El hombre que en el Gólgota muriera,
tras sufrir dolorosa vejación,
no decretó ninguna religión,
ni pretendió a ninguno que lo hiciera.

Su conducta fue su única lección,
sus palabras el único sendero,
entregarse a los hombres, su misión

hasta verse sangrar en el madero.
¡Tanto amor arrastró en su procesión
que aún alumbra su luz el mundo entero!


5

¿Cuál es el camino que todos siguen,
el de los que juzgan pronto al asceta,
parásito en la umbrática cuneta
escondido de yugos que fustiguen?

¿Cuál es el final que aprisa persiguen,
cuál el feliz desenlace, la meta
que ansían? ¿Esa alegría completa
es hacedera por más que se obliguen?

Es fin la muerte. Es principio la vida.
Es todo vivir y andar sin maletas
de inane postín: son carga perdida.

La vereda va del amor prendida,
a su sombra, a la luz que los poetas
velan por la paz del orbe encendida.


6

Piensa el perdedor que es mejor la huida
si la derrota estrangula su historia,
si los rumores de aquella victoria
solo memoria son, descolorida.

-¡Qué le voy hacer —piensa— si así es la vida
siempre dando vueltas como la noria:
antes arriba gozando en la gloria,
debajo después con la tez caída!

Caída la tez tan baja en el suelo
que solo progresa con desacierto
cuando presenta su plan de salida.

-¡Oscuro horizonte, ya no hay consuelo!
Entonces su amigo, grande en acierto,
le ofrece sin más su mano tendida.


7

Suelta el velado  lastre de tus penas,
ya se alivió el dolor de tus heridas,
ya se fue tu tristeza complacida
de lágrimas y celo, marchó plena.

Persigue el fluir constante de la arena
que el tiempo no detiene su medida.
Salta a la vaga sima de la vida;
desata de tu cuerpo las cadenas.

Entrega tu sustancia a la caída
y goza en el danzar de los momentos
sin dudar si abrirá el paracaídas,

si queda algún Edén en el desierto...
No prodigues el tiempo de tu vida,
no hay más allá tras de ese último puerto.

1º Premio
VII Premio de Poesía de Gerena (Sevilla)


(2016)