16 diciembre 2018

Las fuentes de la luz en Sevilla


Estaba Sevilla plena de luces el viernes por la noche. Era toda ella una enorme guirnalda de Navidad encendida. Por el Barrio de Santa Cruz callejeaba el airecillo fresquito de diciembre y entre los romos adoquines que pisábamos con prisa, algunos charquitos, todavía desde las lluvias del jueves. Al llegar a la plaza de Doña Elvira nos recibía alegre con el villancico de su chorro la céntrica fuente de azulejos que rodean los naranjos. Manuel Caballero, gerente de la Fundación Amalio, nos saludaba en la entradita de la casa del pintor sevillano junto a una viajera muestra de la obra de su esposa e hija de Amalio, la artista María José García del Moral. Cuadros que acababan de llegar desde Oriente, de ser expuestos cerca de los arenales qataríes, y que buscan viajar pronto a Londres.
En la segunda planta al fondo, al lado de dos ventanales antiguos y grandes con vistas a los dorados nocturnos de la Giralda, una mesa de cristal y dos sillas: una para Tomás Sánchez Rubio y otra para mi. Decoraban la mesa colocados  en forma de abanicos los marcapáginas y en dos torres, una a cada extremo, varios ejemplares de Las Fuentes de la Luz: el verdadero protagonista de la tarde.
A eso de las ocho y cuarto, por esperar un poco a los rezagados, comenzó la presentación. Introdujo el acto Manuel Caballero con unas palabras sobre las actividades que la entidad realiza y sobre los vínculos de la misma con la poesía y con el que esto escribe. Luego Tomás dio paso a su presentación. Habló mucho y bien de mi, de mi poesía, del sosiego que en ella encuentra cuando lee, habló de paz y de naturaleza. De haikus y tankas. Nos recordó las efemérides del día para la poesía: San Juan de la Cruz y Vicente Aleixandre. Leyó un fragmento de la reseña que el poeta manchego Francisco Caro hizo sobre mi trabajo hace poco en su blog "Mientras la Luz". Tomás nos llenó de emoción con su tono suave, su conocimiento, su amabilidad y con su cercanía.
Al final y como no se me da hablar como escribir, leí sobre el libro y su factura un buen rato. Sobre los poemas y el por qué de ellos. Sobre los autores que he leído y que inevitablemente dejan su huella en los acentos y cadencias de este libro. Sobre mis paseos por el campo y la recolección de haikus.  Dejo el discurso en este enlace por si interesa AQUÍ. Para acabar, una lectura de poemas en la que pudieron participar algunos de los amigos allí presentes, como Manuel Sánchez Chamorro, el escritor de San Nicolás del Puerto, el poeta Ramón Medina, el cantautor Ramón Sarmiento, la poeta Pilar Alcalá, Tomás Sánchez y yo mismo. Se notó que hubo intensa conexión en esos momentos y yo lo agradecí, y lo sigo agradeciendo cuando los pienso.
Quiero dar las gracias a la Fundación Amalio por permitirme momentos como los del viernes en su casa, en su historia. A Tomás, a Lurdes, a Pilar y a Antonio, su compañía y su calor, y las risas regadas de espumosa posteriores... Y a todos los que me acompañaron y a los que no pudieron y lo intentaron. Todos estuvieron allí, unos y otros, dentro de mi corazón.

21 noviembre 2018

Presentación de "Las fuentes de la luz" en Sevilla

Para los que vivan o estén por Sevilla el día 14/12, decirles que a las 20:00h. la Plaza de Doña Elvira, en el Barrio de Santa Cruz, recibirá entre sus naranjos una nueva luz y algunas fuentes más. La bonita sede museo que la Fundación Pintor Amalio tiene en dicha plaza (lugar que no solo expone al público la obra del artista sevillano, sino que acoge todo tipo de eventos culturales) será donde presentaré mi libro "Las fuentes de la luz". Como "padrino de celebración" me acompañará mi buen amigo el poeta Tomás Sánchez Rubio, al que agradezco su gesto de amistad, y la voluntad y la prontitud con la que ha aceptado mi propuesta de participación. También adelanto por aquí mi agradecimiento a María José García del Moral y a Manuel Caballero, directora y gerente respectivamente de la fundación, por hacerle a mis poemas un hueco en sus apretadas agendas de actividades culturales. Ya sabéis: día 14 de diciembre, 20:00 horas, Museo Fundación Pintor Amalio, en Plaza de Doña Elvira, 7.

06 noviembre 2018

Abanicos



Justo en el amanecer del hastío,
antes de la fractura, de los trozos
de rutina, deshacerse las rejas  
de diarios y costumbres…

Justo en la linde roja del temor
que juraste ante el ara infranqueable…

Antes de la huida hacia ese mañana,
hacia cada presente en soledad
que rematas curtida en la derrota.  

Justo en la no mirada: aquella nuca
que permitió el peldaño definitivo…

Antes de desertar, dejarlo todo,
solo al que fue sueño y futuro un día,
granito sobre el que aferrar la vida...

Antes de la herida que abrió
al pretérito, a sus ojos contritos,
a su lluvia al alejarse tu espalda…  

Debiste reparar en esa fuente
ofrecida al alcance, los reflejos
de su caño seco, ciegos tus afanes;

comprender que tu llama
—aún tu piel oasis fresco ante el espejo,
aún tu cuerpo incendio entre las sábanas,
hoy desierto de seda, de deseo… —,
se apaga en estas horas solitarias
pobladas de silencio en tu piso,
en tu nuevo castillo inesperado,
distraídas en labores tus manos:
abanicos para soplar la sal,
para barrer del tiempo los errores.

Del libro "Diatribas"
Finalista XXV Premios de Poesía Luz de Tarifa

24 junio 2018

Las Fuentes de la Luz en Alejandría

Con Julio Aljandre

Tiene Azuaga una Alejandría pequeña y muy particular en su centro urbano. No existen desiertos en sus alrededores, sí campiñas bajo un sol que puede mirarse de frente cuando su fuego se agota tras de una densa y parda calima como la de ayer tarde. Extensa se pierde la mirada sobre el oro del cereal en junio, oro que a mi regreso anoche con Javier Ruíz, después de la presentación allí de Las Fuentes de la Luz por gentileza de Manuel Calero, regalaba agradables efluvios a siega y a espiga. He pasado muchas veces por esa carretera que nos devuelve a Malcocinado y luego a Alanís, muchas, en otros años de vertiginosa juventud; pero solo anoche, conversando con alguien que ha vivido esa comarca más intensamente, reparé en esos aromas noctívagos del sur extremeño estival. Y es que traíamos de vuelta el corazón henchido de nostalgias, de buenos tiempos y viejas amistades.

Con Manuel Calero
No hubo mucho público en la presentación, pero sí se notó la cercanía de los presentes. Tiene la poesía poco tirón y los pueblos poca gente para tanto evento como organizan sus habitantes. Primero leyó Manuel desde el atril, presentó impecablemente el acto y habló de su proyecto de Librería-cafetería con micro abierto, un regalo literario para una comarca alejada de los privilegios culturales de la ciudad. Y también de feisbu y de una amistad digital de color azul con algún emoticono que a los dos me gusta y compartir

No leyó Julio Alejandre, dijo como si leyera lo que hubiese escrito, como si me conociera desde hace ¿cuarenta y nueve años?; dijo tanto de mí, tan interesante que, emoción contenida, pensé en cerrar el acto cuando acabó de decir para no estropearlo. No contento, también leyó después poemas del neonato, y todo sin moverse de la mesa. Luego aburrí hasta la saciedad, sermoneé, justifiqué mi incapacidad, me autoflagelé poéticamente hablando y más detalles que omito para no cargarme también esta crónica… 
Jaime Ruíz lee A la deriva 
Lee Mari Ángeles Cabeza

Luego leyó todo aquel que quiso algo leer, mientras de fondo inundaban las estanterías el chorro de la fuente de San Pedro y una coral de pájaros arrancados a su entorno y arrastrados hasta allí en un penn drive: leyó, analizó, emocionó, se emocionó Jaime Ruíz Peña, ese coach y gran orador, luchador inquebrantable de y por la gente, la cultura, el desarrollo de su tierra, doblegada su laringe hasta el silencio por ese mar que amparan las diecisiete últimas sílabas de A la deriva; luego Pepa Gómez Bustamante, María del Carmen Carrizosa Prieto, Antonio López Garijo, Mari Ángeles Cabeza Torres, que no quiso faltar por poco tiempo que tuviera, gesto que me abruma.

En definitiva, un grupo de locos soñadores en una bonita librería con ganas de recordar, de contar, de reír, de emocionar, de mostrar otros caminos que se han creado para intentar cambiar las cosas que no nos gustan de esta vida escribiendo, aunque sea en la dura piel de una bellota y entre cervezas. Un grupo de locos y locas sin cuya amistad este poeta ya no podrá sentir.   
Con Mari Carmen, Antonio López, Pepa Gómez y Julio Alejandre, socios de Entre Pueblos


24 mayo 2018

Lo que convierte la noche en luz (fragmento)


En una vieja película de Jean-Luc Godard (Lemmy contra Alphaville, 1965), de aquellos remotos tiempos en los que la literatura todavía se infiltraba en los fotogramas del cine negro, se pueden encontrar rótulos tan improbables como este: «Poesía es lo que convierte la noche en luz». Y, si hemos de creer a Francisco Brines, la poesía consiste justamente en eso, en «tantear en las sombras en busca de luz». A esa labor de conocimiento y de revelación, que tiene no poco de prodigio y es consustancial al menester del verdadero poeta, se aplica Leopoldo Espínola en su último libro, Las fuentes de la luz.


Nos encontramos, en efecto, ante una colección de poemas escritos entre 2010 y 2018, ocho años que son también los que tiene Alba, parte ya inseparable de la vida del autor. En esos ocho años se abarca no solo toda una vida nueva, sino también una etapa decisiva en esa otra vida del yo poético que debe afrontar su propia madurez desde una situación inicial de desamparo.

La estructura del libro constituye, a mi juicio, un acierto rotundo. Se divide en tres secciones: «No eternidad», donde el sujeto lírico (esto es, la voz que se expresa en los poemas) retorna a sus orígenes y se reencuentra con un pasado que se desmorona; «Peldaños», cuyo epígrafe ilustra con claridad  el itinerario de reconstrucción personal como un ascenso paulatino; y «Las fuentes de la luz», con la que se cierra siquiera provisionalmente esta búsqueda de la serenidad y se certifica la aceptación del presente con nuevos hallazgos.

La incertidumbre ante el porvenir asoma en no pocos poemas desde las primeras páginas, y está en la raíz del que me parece el más logrado de todos, el espléndido «A la deriva», de exquisita ligereza.

Manuel A. Durán Velasco
Fragmento del preámbulo del libro Las fuentes de la luz


A la deriva
                                                        Para Eva, Javi Ruiz Peña
                                                         y sus hermanos.

Aunque navegue
bajo huracanes hueca
de hogar y rostros,

aunque su luz
marchita, hilo su voz
despelucada,

aunque su rumbo
ceda siempre al timón
de vuestro brazo...

siente que flota
en vuestro mar su cuerpo
a la deriva. 


11 mayo 2018

La maleta


El otro día, al amanecer, en el portal de casa:

“¿Qué es esto? No, creo que no es la mía. La metí debajo de la cama. Quién iba a traerla hasta aquí. No, no puede ser mi maleta. Pero, mirándola bien, sí que podría ser. A ver, parece abierta, y un poco golpeada… ¿Es mi ropa la que está dentro?, pero estos son mis zapatos. ¡Vaya! Juraría que ayer cuando llegué de currar la vacié y la guardé debajo de la cama. Vamos a ver, aquí está pasando algo raro. Recapitulemos: anoche llegué del aeropuerto, entré en casa y le di un beso a Luisa. Deshice la maleta y la metí debajo de la cama. Después, después… ¡Ah, eso es!, después me llamó Juan para que fuésemos a ver el partido que lo daban en el bar. Acabó y Juan se marchó, yo me quedé con… Pero, a ver, a ver, el partido ¿fue ayer o antes de ayer?,  ¿cuándo llegué yo de viaje?”

En esas estaba cuando la ventana del primero se cerró de un portazo y el retrato de mi madre me golpeó en la cabeza.

24 abril 2018

Abrir un libro

Abrir un libro es abrir
la vida a la fantasía,
al sueño, a la poesía,
a historias por descubrir…

Abrir un libro es abrir
la vida en los pensamientos,
es habitar en los cuentos,
sentirse en otro lugar...

Abrir un libro es gozar
dos vidas al mismo tiempo.

19 febrero 2018

El viejo molino

Por la calleja
que veloz vio su infancia
vuelve una vida.

Grande la verja
de años que levó lento
el andar del hombre.

Viejos, oscuros
guardan sus muros juegos,
risas del niño...

Hoy malvas brotan
como recuerdos brotan
del empedrado.

Muele silencio:
en el molino hoy solo
juega el olvido.

05 enero 2018

El aire de arriba


Marca el Sur la veleta de vapor,
el aire de arriba rara vez fue lluvia
sabe el que espera de las nubes.

Hielo el viento del Norte arrastra
aleja de las casas el humo
que exhalan los olivos, el humo
del trabajo que nutre
la siembra sin flor,
sin conquista de los pueblos.

Vapor que esparce su alimento
en plazas cuya luz
es cada vez más tenue,
en plazas que ven parco el nacer,
nacer que muere con los padres,
padres que ven partir los hijos…

Marca al Sur, frío el aire de arriba,
la veleta de vapor: no lloverá
en el tiempo de los pueblos...
Y anochece lenta, inexorablemente.