12 junio 2023

El día que Carlos Cano pasó por Cantillana (crónica de una entrega de premios)

Una noche espectacular la del viernes pasado para recibir la entrega de premios del Certamen de Poesía y Relato "Ciudad de Cantillana", que la Asociación de Mujeres "Coro Azahar" lleva 28 años celebrando. Tantos como años ha estado al frente del pueblo del barquero Angelines García, su actual Alcaldesa en funciones, que deja el bastón voluntariamente este año.

Calor en aquel auditorio de la Casa de la Cultura. Calor de las dos clases: del que te hace sudar porque el aire está averiado, y del que emana de los corazones humanos cuando las cosas se hacen por amor a un pueblo y a su gente. Al frente, el poeta onubense Ramón Llanes Domínguez y Conchi Vioque, colaboradora habitual de la asociación, que sin ser profesionales llevaron magníficamente y al alimón la faena de presentar un acto dedicado en esta ocasión al inmortal "andalú y granaino" Carlos Cano.


Buen amigo del pintor cantillanero José Pérez Ocaña, el cantautor de Granada presidió el acto desde una pantalla al fondo y desde el corazón de su hija Paloma Cano, que estuvo presente, agradecida y emocionada por el recuerdo, y que traía con ella el alma andaluz alegre y libre del cantor y poeta, su sonrisa amplia y sincera, y en sus ojos el color del viento que peina las hojas de los arrayanes cuando sopla por la Alhambra.

Mucho público para ser un acto literario y en viernes de tarde y junio, cuando "todo el mundo está en los campos": me dijo doña Mari Pepa Muñoz, directora del grupo y motor de todo cuanto allí aconteció esa noche. Natural de Cortegana —de tan gratos recuerdos para mí— pero cantillanera de adopción, gentilicio que su profesión de Maestra le guardaba como destino vital. Una persona entrañable, amena y comprometida con la cultura, con el pueblo y con la gente; "la jefa": la llamó Angelines, y con pilas suficientes como para otras 28 ediciones más de certamen como mínimo.

Selfie con Paloma Cano
Selfie con Paloma Cano
En cuanto a los premios, no sé si mis compañeros, que asistieron desde Ubrique y desde Sanlucar de Barrameda, compartirán mi opinión, pero todo fue tan emotivo que todo fue premio para el espíritu aquella noche: premio fue asistir y disfrutar desde que entré y me senté en primera fila; premio, las palabras que se dijeron; premio, la música que allí sonó, las coplas de Carlos en las potentes voces del Coro Azahar; premio todo... Hasta que me tocó subir, casi sin palabras, a interrumpir desde aquel atril —cada día odio más a estos artefactos—. Lo que me salvó de la hoguera fue el poema a Carlos Cano del libro "El soplo de las horas" del poeta y amigo cazallero Antonio Parron, que guardaba en la recámara por si se torcía el asunto, y que, ahora lo sé, estaba escrito para una noche como aquella.

Pero el mayor de los premios fueron las personas que conocí allí y con las que acabé compartiendo risas y cervezas, personas con las que espero seguir en contacto mucho tiempo, todo el que se pueda y la vida me permita.

Y a Mari Pepa decirle desde aquí, desde Alanís, que aquí estoy para lo que necesite, a una hora de su Cantillana. Ya tiene mi número, solo hay que marcarlo. Muchas gracias.

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