18 septiembre 2022

CALLEJERO



Tras el cristal en prisma de la forja
vigilan las esquinas
amarillentas luces viejas.

La noche vaga despierta todavía
como la voz del pensamiento
escondida tras tus párpados.

Insomne, al fin doblegas tu pereza,
calzas tus pasos de franela
y con un té en el microondas
renovado humedeces el silencio.

Cegados los balcones,
callado el cemento,
triste la cal y a la soledad le abres,
con música de Zimmer,
la absorbente ventana del portátil.

De las calles que cómplices se ofrecen
desdeñas los quioscos que buscan
implicarte en tertulias e ideales,
también al charlatán que pide
te embadurnes en el barro de los foros:
pequeños incendios que provoca el poder
por un sillón que se le sube a la cabeza
clausurada la fiesta de las urnas.

Desdeñas por igual los aledaños
del negocio, de las cifras
que tornaron en mafia
aquel alevín juego del balón
que mantiene desde entonces
y en tu móvil un grupo de wassap
con tres o cuatro amigos.

Luego pasas la rueda del ratón por otras vías:
avenidas, bulevares de neón
con mil escaparates preescritos para ti,
para otros de tu especie por la mercadotecnia;
por todo el globo anda, especula
y todo lo que vende
te quiere hacer creer que necesitas
arrojándolo a tu cara como un beso
con la fuerza de un disparo:
plagios Levis made in China,
Viagra por un mail no deseado,
una silla de bebé sin sello de la UE,
el porno a domicilio, la mentira,
el culto al cuerpo,
el cuerno de un rinoceronte
o extinta la vergüenza
aún sin declarar especie protegida.

Eso sí, te gusta detenerte en las esquinas
donde de una fuente y gratis
mane lenta y bien tirada la poesía,
donde un texto de verdad se te ofrezca
con acento lírico, cadente y gusto meditado.

Y es ahí donde te sientas, aún sin banco
y escuchando como baja tu garganta
espumosa la tibia voz del verso,
te dejas conquistar, sensual acariciar
y algunas veces, si te excitas hasta escribes.

Entonces, sin pensarlo, un flash
y vuelve tu mirada entre brumas hacia ti,
hacia adentro,
y la sacas de esas calles
y ante tu ventana Acer
ahora espera un plano en blanco.

Y comienzas a buscarte y a encontrarte
en rostros y recuerdos,
tiempo ido que regresa y te explica
por qué tú no eres como otros,
y palabra por palabra,
relegas el habla al teclado, a la voz
que te dicta, te conoce, te construye
y te derrama solo, vagabundo,
todavía de noche y sembrando de verdad
los parterres olvidados
por las plazas de tu propio callejero.

2º Premio 
XIX Memorial Rosario Martín Villa de Marchena
(2021)

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